El abogado boliviano que se enamoró de Colombia y de la Javeriana Cali

La llegada de Carlos Rodríguez a Colombia parece dada por una serie de eventos afortunados. Desde hace un tiempo se enamoró de este país a través de fotografías y videos, la diversidad cultural era lo que más le atraía. Mientras buscaba excusas para venir de vacaciones, supo de una beca que el ICETEX ofrece a profesionales extranjeros que deseen adelantar sus estudios de posgrados en Colombia, así vio la oportunidad de cumplir dos sueños, explorar el país cafetero y estudiar la Maestría en Derecho Empresarial de la Javeriana Cali.

“Fue una bonita unión de casualidades que me permitieron estar aquí. Buscando becas me apareció un listado de las mejores universidades en Latinoamérica, entre ellas la Javeriana. Vi sus fotos, vi lo bonita que es y decidí que se venía a Colombia tendría que pasar por Cali, porque es la Capital Mundial de la Salsa, y también tenía que conocer esta universidad que es gigante, una mini ciudad”, explica el abogado boliviano.

En La Paz se desempeñaba como secretario general de Conciliación y Arbitraje de la Cámara Nacional de Comercio. Asesorar empresas para él es igual de satisfactorio y de amplio crecimiento y estudio como el derecho penal, pero quería algo más, quería darle un sello a su carrera profesional con un posgrado en derecho comercial o empresarial. Por eso tomó la decisión de renunciar a su cargo y establecerse en Colombia durante dos años para iniciar con sus estudios.

Sobre su experiencia en estos tres meses estudiando en Cali asegura que lo está disfrutando mucho. “Es totalmente recomendado. Europa puede esperar, la verdad. Colombia tiene mucho para ofrecer, primero en el trato humano, qué lindas personas para ayudar al extranjero; su acento enamora, son alegres, por donde uno pasa hay música”.

La educación jesuita, comparada con otro tipo de educación, es mucho mejor. Tienen esa vocación de formar profesionales que piensan en el beneficio de los demás y eso lo he evidenciado en la Javeriana Cali.

Por otro lado, continua Carlos, “notaba que Colombia está muy bien preparada en materia de derecho comercial, o sea, están años luz a comparación de mi país en esa área. Fue un círculo bien cerrado de todo lo que se quería lograr. Lo que estoy viendo en la maestría lo traslado a lo que pasa en Bolivia, veo lo bueno y lo malo que tiene cada uno, y mi idea es volver a un punto medio porque, si bien en ciertas cosas Bolivia lo lleva igual o mejor que Colombia, hay cosas en las que estamos muy atrasados. Mi idea es volver con la propuesta de reformar cosas”.

En ese sentido, asegura que la Maestría en Derecho Empresarial le ha permitido entender, desde una base, muchos contactos internacionales que en Bolivia posiblemente están empezando a ser explorados, pero que no han sido desarrollados. Uno de los aspectos que destaca de este programa es la forma de abordar el derecho contractual.

“En Colombia se nota que el comercio y la creatividad de contratos lo tienen ampliamente desarrollados. Mi intención no es volver a trabajar en la Cámara como parte del cuerpo institucional, sino la parte de Comercio para poder desarrollar una amplia variedad de contratos que ahora sí los conozco desde la médula, de tal forma que podamos ayudar a crecer la economía boliviana con contratos bien redactados, ya desde la base para beneficiar al boliviano que está empezando a explorar muchos campos a los que antes les teníamos miedo porque no lo conocíamos”, señala.

Asimismo, celebra el nivel académico de sus compañeros y la trayectoria de los profesores que siempre están impulsándolo a investigar, por lo que pasa mucho tiempo en la biblioteca donde encuentra “muy buen material y de fácil acceso”.

En cuanto a sus planes a futuro, se debate entre retomar un buffet que había creado con unos amigos durante la pandemia y darle el enfoque de derecho empresarial o volver a la Cámara de Comercio, pero integrarse al área de consultoría en comercio exterior. “Hay mucha tela para cortar y para disfrutar en este aspecto”.