Unimos nuestras voces para exaltar la vida y la diversidad que nos une
Creado por: Verónica Gómez Torres
Escrito por Paula Andrea Hoyos Hernández, Mónica Lozada Páez, María Nayibe Gil, Pamela Montaño Ángela Roa, Juan Pablo Alvarado, Camila Chiran y María del Socorro Peláez.
El homicidio de cualquier ser humano es la manifestación de una incapacidad en alguien que no pudo de una forma comprensiva, conciliada y pacífica dirimir los conflictos o desacuerdos que puedan aparecer entre ellos. Es la intolerancia ante la diferencia en el pensar y sentir lo que ha ocasionado la muerte de tantos líderes sociales que se oponen a dejar sola la comunidad necesitada de lo más básico. Hoy fue “Mateo, hombre transgénero” quien seguro aprendió a defender los derechos de las personas a través de su propia experiencia, porque si algo aprende una persona que ha sido discriminada y ha vivido el dolor de ser alejado y señalado por pararse ante la sociedad y demandar su lugar en el mundo, es a validar la diferencia y luchar por los derechos, sin pasar por encima de las otras personas.
No hay razón que justifique la muerte violenta de una persona que está siendo solidaria con sus semejantes. La pérdida es para toda la sociedad que no solo se queda sin un buen ser humano de los que tanta falta están haciendo en el mundo, uno de los que encaja perfectamente dentro lo que Bertolt Brech describió como los imprescindibles, los que luchan toda la vida, también se perdió la posibilidad de aprender acerca de la convivencia y la construcción conjunta de una sociedad.
Estos actos nos muestran que seguimos siendo testigos del estigma, la discriminación e intolerancia hacia las comunidades Trans, olvidando que son personas, seres humanos, como tú y como yo, con los mismos derechos, a la vida y a la integridad física. Aun son grandes las brechas en inequidades y desigualdades sociales, que han generado disparidades históricas vinculadas al género, a la distribución de la riqueza y el poder. Eventos como estos, nos muestran que aún no hay condiciones ni garantías para el libre desarrollo y tránsito de muchas comunidades y personas. Aún se continúan acortando vidas en esta población, por la vulnerabilidad en la que se encuentran y sus oportunidades de participación ciudadana, educación y laboral reducidas.
Reconocimiento jurídico de la ciudadanía trans como sujetos y sujetas de derechos
La vida es un derecho humano reconocido en la Declaración Universal de Derechos Humanos donde se expresa “todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y la seguridad de su persona”; es decir, es inherente al ser humano, el cual debe ser protegido por todos los estados con el fin de brindar a cada persona una vida digna y sin ningún tipo de discriminación. Es por esto que el derecho la vida ha sido clasificada como un valor supremo.
Del derecho a la vida se manifiestan la dignidad humana como un derecho fundamental autónomo, así lo manifestado la Corte Constitucional en la sentencia T-291 de 2016 derecho que equivale al “merecimiento de un trato especial que tiene toda persona por el hecho de ser tal y a la facultad que tiene toda persona de exigir de los demás un trato acorde con su condición humana”. Bajo tres aspectos centrales enunciados también por la Corte constitucional por medio de la providencia T-881 de 2002, en primer lugar, como autonomía o como posibilidad de diseñar un plan vital y de determinarse según sus características (vivir como quiera), también como ciertas condiciones materiales concretas de existencia (vivir bien) y finalmente, como intangibilidad de los bienes no patrimoniales, integridad física e integridad moral (vivir sin humillaciones).
En razón de lo anterior, los seres humanos gozamos de mecanismos de protección iusfuntametales que están a cargo de todas las autoridades, quienes deben encargarse de proteger la vida, pero en observancia de la no discriminación por razones de etnia, color, género, sexo o de cualquier índole. Por ello es fundamental que estas disposiciones legales tengan observancia e implementación a través de políticas públicas orientadas desde un enfoque diferencial y de género, en reconocimiento de las identidades, expresiones y orientaciones sexuales y de género, incluso las que son disruptivas en un esquema binario en concordancia con lo expuesto por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y desde la perspectiva de las organizaciones y proyectos de incidencia local y nacional que a través de diferentes perspectivas pretendemos fortalecer los procesos de ejercicio pleno de los derechos humanos, derechos sexuales y reproductivos y derechos fundamentales, como es el caso de TranSER.
Los medios de comunicación
El lamentable asesinato de Mateo López en Circasia (Quindío), sumado a otros actos de violencia ocurridos durante la coyuntura del covid-19, nos permiten hacer una reflexión sobre el manejo que se le ha dado a estas situaciones desde los medios de comunicación y las redes sociales. Los titulares, la descripción de cada noticia, las imágenes, las ilustraciones y la forma de nombrar, o no nombrar, contribuyen a la creación o refuerzo de imaginarios positivos o negativos sobre ciertos sectores sociales. Respetar la vida con toda su diversidad también implica informar y poner a circular sentidos con ética, sin violentar aún más a las víctimas y respetando el derecho que tenemos todos a la información veraz e imparcial.
Invitación
Situaciones como estas y las que se viven cotidianamente, nos invitan a pensarnos el valor de la vida, del amor, del encuentro con el otro y consigo mismo en sus diferentes matices, colores, luces y oscuridades. Aún tenemos nuestra mirada puesta en la paja del ojo ajeno y lejos de la propia.
Como ciudadanos, hijas, hijos, profesionales, aprendices de la vida y seres humanos rechazamos cualquier tipo de violencia que se ejerzan sobre hombres, mujeres, niñas, niños y cualquier ser vivo en general. Apuntamos y nos comprometemos a sembrar semillas para las construcciones de tejidos humanos, sociales y comunitarios basados en el reconocimiento y la participación activa de todas y todos, en donde las diversidades de género, sexo, orientación sexual, étnica, cultural, regional, religiosa, espiritual y de trayectorias y cursos de vida suman para la construcción de realidades cercanas y cotidianas. Realidades reconocedoras y vinculantes de las diversidades y diferencias, realidades acogedoras ante el dolor y el sufrimiento humano, del otro y del propio, del lejano y el cercano, del que creo que es opuesto a mí, y a la vez está en mí y es tan igual a mí.
Esta es una invitación a que tejamos y aportemos desde nuestras luces y oscuridades, aciertos y desaciertos, a construcciones que rechazan las opresiones e injusticias. Te invito y me invito a acercarnos más a encuentros en donde nuestras voces en sus diferentes tonalidades y acentos, nos permitan co crear y generar comunidades solidarias, que visibilizan a sus participantes, que tienen la capacidad de sentir y reconocer en el otro y en mí, esas diferencias como una oportunidad para ser más y servir mejor, como diría San Ignacio de Loyola.
Te invito, vamos a construir puentes, reconozcámonos como constructores de realidades mejores y más dignas para todos, más humanas y más nosotrxs.
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